Esta entrada la estoy posponiendo hace más de un mes, un poco porque primero estaba en Japón, después estuve en modo zombie tratando de reacostumbrarme a nuestro huso horario y tapada de trabajo atrasado, luego estuve muy intoxicada con comida de The Temple Bar... y bueno, acá estoy, mudándome, tratando de esbozar el trabajo final del posgrado del año pasado, y con mil cosas pendientes, pero el inminente Año Nuevo Chino (?) me motivó a escribir al menos este post.
Me pasó que el 2017 fue un año de viajes: arrancó en Euro-trip (en Milán para ser más específica), me llevó a Mendoza en febrero en mi primer viaje completamente sola, me encontró con amigos en Paraguay en marzo, me obligó a descansar en abril (mes donde tuve la jura de mi título, a un año y medio de recibirme), me paseó por Bariloche en mayo, por San Martín de los Andes en junio, y por la costa en julio. En agosto me trajo un montón de nuevos desafíos en que me tuvieron quieta en Buenos Aires, pero llegué al "fin del mundo" en septiembre, volví a visitar Río en octubre (cumpliéndole el sueño a mi madre de viajar en avión y de conocer Brasil, en el día de la madre), me hice una "escapada" a Barcelona en noviembre (en mi primer viaje sola a otro continente) y diciembre me paseó por Chile y Canadá para llegar el 31, unas horas antes de la medianoche, a Tokio.
[recibiendo el año nuevo en el Templo,
según la tradición japonesa]