Estoy en el aeropuerto de Melbourne, Australia, 13 horas “adelantada”. Esto es lo más lejos, horariamente hablando, que estuve hasta ahora. En enero estuve en Japón, donde son 12 horas más tarde que en mi país. En ese entonces calcular la hora “en casa” era muy fácil. Coincidir despierta con las personas allá, en cambio, no tanto.
[Una de mis fotos preferidas de Andrea Galvani
Acá pueden saber más de esta foto.]
La coincidencia se daba en las primeras y en las últimas horas que pasaba despierta, quedando entonces la mayor parte del día “incomunicada” con el otro extremo del mundo. Mi situación actual es bastante similar, sumando que la diferencia de 13 horas me confunde un poco cuando estoy distraída; si acá son las 7 de la tarde, ¿allá son las 6 o las 8 de la mañana? Tema no menor si pretendo una respuesta del interlocutor, o saludar a alguien apenas empieza su cumpleaños (en su huso horario, claro).
Pero. como todo, tiene su lado positivo. Estoy a punto de despegar de Melbourne un domingo a las 20 hs, para llegar a Santiago de Chile el mismo día, a las 20.15. ¿Quién no querría tener la posibilidad de viajar 11.000 km en 15 minutos? :P
[Esto lo escribí el 12 de agosto, en el aeropuerto, esperando dejar Australia. Nunca pude conectar la notebook a internet y publicarlo.]
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