¡Hola a todos! ¿Cómo están? ¡Espero que muy bien! Ya se que prometí que el siguiente post iba a ser la guía de viaje de Amsterdam pero, aunque ya está casi terminada, quería tratar de conseguir algún link con descuento, y estoy esperando a ver si eso es posible para publicar esa entrada.
Así que hoy voy a hacer, sí, otra publicación más sobre el destino que visité tres veces en el 2021: Nueva Orleans. En esta ocasión, voy a hablar de dos costumbres muy típicas que presencié en la ciudad. Si se perdieron las publicaciones anteriores sobre este lugar, pueden leer:
Acá el primer post sobre el destino, con generalidades sobre puntos de interés turístico y platos típicos de su famosa gastronomía;
Acá el capítulo uno de la guía práctica de la ciudad, con precios y recomendaciones de bares, cafés y restaurantes donde comer;
Acá el segundo capítulo de la guía práctica, donde hablo de los distintos barrios de la ciudad donde podemos alojarnos y los pros y contras de ellos.
Bueno, después de esta intro, vamos ahora con el tema del día: las dos costumbres de Nueva Orleans que me llamaron más la atención.
El jazz funeral
Nueva Orleans, colonizada por los franceses, los españoles y los británicos, desde sus inicios tuvo gran tradición militar y por tanto bandas militares en ocasiones oficiales. Coincidentemente, el sur estadounidense fue el epicentro del tráfico de esclavos, y con ellos se importaron las tradiciones tribales del oeste de África de celebrar el paso al más allá con música, cantos y tambores. Para el comienzo del siglo 20 el jazz emergía. Y a partir de la década de 1960, con el fin de la segregación, este género musical y las celebraciones se popularizaron, abarcando también al público blanco, y conformando lo que entendemos como el jazz funeral actual.
Generalmente, el jazz funeral despide a un músico o persona de la cultura local; detrás de la banda va la familia y amigos más cercanos, y en la "second line" puede sumarse cualquier persona, ya que están abiertos a todos. No son eventos que sucedan tan frecuentemente por sus altos costos; mi segundo viaje a NOLA coincidió con el de un músico local de la escena heavy metal, organizado gracias a una colecta hecha por sus fans.
Una costumbre de cumpleaños
A esta otra tradición de Nueva Orleans nunca la había escuchado antes de viajar a este destino, y me la encontré de casualidad al principio del primer viaje. Estábamos paseando con Ann cuando entramos al usar un baño y vimos que la chica que se estaba lavando las manos tenía una coronita de cotillón y un dólar abrochado en su ropa con un ganchito. Primero pensamos que quizás era su despedida de soltera (NOLA es un destino típico para este tipo de celebraciones) pero no. Era su cumpleaños. Así funciona: en la salida un pariente o amigo es el primero en ponerle un dólar a la persona que cumple años, y luego conocidos y extraños van a hacer lo propio: ya sea dándole un dólar también, o invitándole un trago al agasajado.
Este hábito es un poco más nuevo que las de los funerales de jazz pero, aparentemente, también podría compartir sus orígenes africanos. En la cultura Yoruba de África se acostumbra lanzar dinero a los novios, o ponerla en su vestimenta, para desearles prosperidad y ayudarlos a establecerse en su nueva vida.
La costumbre de lanzar o colocar dinero en personas agasajadas como un deseo de bonanza también existe en otros lugares, como Sicilia (Italia), y en Portugal (donde el dinero se junta en los zapatos de la novia) por lo que el origen de la tradición de cumpleaños podría no ser exclusivamente nigeriano.
Otra versión del origen de esta costumbre dice que ésta se habría iniciado con los campesinos que trabajaban como jornaleros, a los que los compañeros les entregaban un dólar para que pudieran tomarse el día libre en su cumpleaños. No sé que tan cierto es, más siendo que tampoco es la explicación más difundida, pero me pareció que podría llegar a tener sentido, sobre todo considerando que esta tradición de cumpleaños no existe solamente en Nueva Orleans (dónde es más popular) sino también en varios estados del sur del país, donde luego de la abolición de la esclavitud las condiciones del trabajo rural de los ahora hombres libres no había mejorado tanto. Buscando información, también encontré en varios foros que gente del sur de EE.UU. conocía la tradición, pero no la practicaba porque la consideraba exclusiva de la comunidad afroamericana, y no quería hacer una apropiación cultural.
Si bien yo pasé mi último cumpleaños en Nueva Orleans, no probé de hacerlo, porque no soy de ir de bar en bar ni de tomar más de una copa, pero me parece una tradición muy curiosa y divertida. ¿Uds. se animarían?
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