jueves, 24 de junio de 2021

Viajar por Argentina en tiempos de pandemia

¡Hola a todos! ¿Cómo los trata el invierno? (O el verano, si es que me leen desde el otro hemisferio). En estos días se estuvo hablando mucho en distintos medios sobre si iba o no a haber una "temporada de invierno" para el turismo interno (recordemos que los extranjeros todavía no pueden ingresar a Argentina), e incluso hoy dos regiones aseguraron que van a permitir los viajes por placer: por un lado, "el norte" (Tucumán, Salta, Jujuy, Santiago del Estero, Catamarca y La Rioja) firmaron un acuerdo de libre circulación entre esas provincias, en vigencia a partir del próximo 1° de julio; y por el otro, en el sur, la provincia de Río Negro definió que va a reabrir los centros de esquí a tiempo para las vacaciones de julio también. Entonces me pareció más que oportuno, después del post sobre Viajar en pandemia (sobre mi viaje a Estados Unidos en la segunda quincena de marzo) contarles cuáles fueron mis experiencias en los dos viajes que hice en el país durante la epidemia del COVID.



(No suelo comprar en Despegar a menos que haya hoteles muy baratos o con muchas cuotas)

El primer viaje que hice en pandemia fue durante el finde previo al 8 de diciembre, y vale aclarar que las reservas las hice después de que el gobierno confirmara en todos los medios que se iba a permitir el turismo en el verano, e incluso promocionara un programa de fomento al sector turístico (el "Pre-viaje") que premiaba la compra anticipada de servicios de viaje, con descuentos del 50% de lo gastado en la siguiente compra. El inicio de esta temporada turística se anunció para el 1° de diciembre, o a más tardar la semana siguiente, según la región. Decidí visitar Córdoba capital, en la que nunca había estado. Con el correr del tiempo, la provincia de Córdoba decidió que iba a abrir el turismo a principios del mes sólo para la gente de la misma provincia, y el 18 del mismo mes (o sea, 10 días después del feriado) para el resto del país. No me pareció que esta decisión tuviera mucho sentido, y como no tenía la posibilidad de reprogramar mi viaje de cinco días para otro momento -por compromisos laborales, podía solamente ir en ese momento aprovechando los feriados- y porque cuento con un permiso de trabajadora esencial, decidí ir igual, ya que el turismo iba a estar abierto para las personas de dicha provincia, y me ilusionaba la idea de poder adelantarles en mi blog con qué iban a encontrar en esa Ciudad, si optaban por ir unos días más tarde.

El entusiasmo por traerles un contenido "primicia" se me fue enseguida, cuando llegué allá y me enteré que todos los museos estaban cerrados (no por las páginas web, donde no había info actualizada, sino al llegar a cada uno), que los transportes interurbanos todavía no estaban habilitados (ni buses ni trenes; y además no se conseguían servicios de transfer ni autos en alquiler, por lo que no iba a poder ir por mi cuenta a Carlos Paz o a cualquier otro lado) y de que no pude ponerme en contacto con ninguna agencia de turismo para reservar alguna actividad. Y eso que el día que llegué bombardeé a mensajes a todas las que encontré en internet, e incluso fui personalmente a las oficinas cuyas direcciones estaban publicadas en Google, pero ninguna estaba abierta. La única respuesta no automática que conseguí fue de una de las agencias chiquitas, el día que me estaba yendo, que me decía que me contactara con x agencia, que era la más grande -y a la que casualmente yo le había escrito primero pues había visto sus folletos por todos lados-. Al final lo único abierto en la ciudad de Córdoba eran los shopping malls y los establecimientos gastronómicos -con restricciones-, por lo que me dediqué a comprar y a comer, además de a caminar por los parques y recorrer la ciudad. También tuve la suerte de encontrarme con un grupo de gente muy copada de Couchsurfing, con los que terminamos saliendo varias veces, e hicieron que el viaje no fuera un fiasco total.

[Esto de las no-respuestas o respuestas automáticas o respuestas muy tardías de las agencias me había llamado tanto la atención que les saqué capturas de pantalla para subirlas al blog haciendo un descargo sobre este tema. Pero les debo las imágenes porque hace más de un mes me robaron el celular donde estaban, y no, no tenía hecho un back up. Pensándolo después en frío, tampoco sé si hubiera sido correcto escrachar a estas empresas, que venían de casi 10 meses sin trabajar, y eran víctimas de la desorganización del gobierno provincial.]


El segundo viaje que hice en la pandemia fue durante el polémico feriado XL del 25 de mayo pasado. Después de que mucha gente que conozco tuviera experiencias positivas el finde largo anterior, de semana santa, pensé que esta podía ser la chance de finalmente cumplir mi sueño de hacer el trekking sobre el Glaciar Perito Moreno. Esperé hasta el lanzamiento de los nuevos anuncios para hacer la reserva: el presidente juró y perjuró que la actividad turística no iba a ser suspendida. Poquitísimo tiempo después, decidió suspender el feriado para desalentar la circulación, pero le aseguró al sector que el turismo no iba a ser prohibido. Justo después, por presiones sindicales estimo, se volvió a instaurar el feriado puente del 24, manteniendo el pedido de que se restringiera la circulación lo más posible, pero sin anunciar medidas adicionales. Y al filo del comienzo del fin de semana, se empezó a publicar en los medios -aún sin el texto del DNU escrito- que se iba a prohibir el transporte aéreo a todo aquel que no fuera personal esencial, a la vez de que los accesos entre CABA y provincia se iban a cerrar. O sea que, virtualmente, ya se estaba anunciando la prohibición del turismo que se dijo que no se iba a prohibir. Para cuando llegué a El Calafate el viernes a la tarde, todavía no se había ordenado cerrar todos los parques nacionales. A las 10 de la noche la agencia en la que contraté el trekking me contactó para avisarme que en 9 horas no iban a pasar a buscarme como habíamos quedado porque se habían tomado estas medidas nacionales a último momento. Al día siguiente me ofrecieron una excursión en 4x4 por fuera de los parques nacionales, (ya que la del Chaltén tampoco iba a ser posible por ser parcialmente parte de una reserva natural), pero que me fue cancelada más tarde el mismo día porque Santa Cruz sacó de apuro un decreto provincial prohibiendo toda actividad turística (lo que el presidente unos días antes dijo que no iba a suceder, básicamente). Pasé el finde largo comiendo en restaurantes (que trabajaban bien, aunque después les sumaron restricciones de horario), visitando museos (que estaban abiertos) y caminando por la costanera. La agencia Glaciar turismo, además de asesorarme muy amablemente y mantenerme informada constantemente, me devolvió enseguida el dinero de las tres excursiones contratadas. ¿Por qué no reprogramé todo el viaje? Porque para cuando empezaron a correr los rumores de que, contrario a lo que el gobierno había afirmado en numerosas ocasiones, el turismo del feriado largo se iba a prohibir, ya había pasado la fecha en la que podía cancelar o modificar mi reserva de hotel (o sea, si cancelaba perdía toda la plata), y porque la reprogramación del aéreo sin tener que pagar el equivalente a un pasaje nuevo solo me la ofrecían "respetando la temporada del pasaje original" (recordemos que yo viajaba únicamente para poder hacer el trekking, que es estacional y no está disponible después del 31 de mayo y hasta luego de finalizado el invierno, por un lado; y que para la misma temporada del año siguiente yo ya no planeaba estar en este país, pues un montón de reservas para Europa oportunamente reprogramadas para marzo del 2022 me esperan del otro lado del océano.)

A todo esto, como frutilla del postre, tuve que soportar que mi familia se preocupara con las declaraciones de la ñoqui calienta asiento de Sabina Frederic, que salió a decir a los cuatro vientos que las personas que viajaron por turismo no solo no iban a poder volver a su ciudad, sino que además se les iban a iniciar causas penales. Obviamente después se tuvo que desdecir porque lo que planteaba era, liso y llano, inconstitucional.


En resumen: no, no creo que viajar por el país sea una buena idea en este momento. Y decir esto me da mucha pena por todas las familias que viven del turismo, que vienen de más de un año de estar económicamente muy golpeados, que me trataron super bien, y que le ponen la mejor para reconstruir la actividad turística nacional y sobrevivir sin ninguna -o con una casi nula- ayuda estatal. Pero la magnitud de la improvisación de todos los niveles gubernamentales nos impide hacer planes de viajes siquiera de una semana a la siguiente en este país, mientras protestas y funerales multitudinarios parecieran estar exentos de los riesgos de contagio, por lo que, por ahora, si deseamos vacaciones que nos permitan relajarnos, descansar y desconectarnos, no van a poder ser dentro de Argentina.

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